domingo, 14 de noviembre de 2010

LOS HIJOS TIRANOS

Vicente Garrido, doctor en psicología y autor de Los hijos tiranos, el síndrome del emperador,señala, bien al contrario, que "estos niños no son el producto de la permisividad de los padres; se trata de una cuestión del temperamento con el que nacen, una cualidad de su forma de ser innata".
Añade este profesional, que lanzará en breve su nueva obra Antes que sea tarde, cómo prevenir la tiranía de los niños,que estos jóvenes se distinguen por su poca capacidad afectiva, un bajo sentido de la contención y "un deseo persistente por obtener propósitos, es decir, una hiperfocalización en sus propias metas egocéntricas".
Y concluye que "un niño malcriado puede ser un golfo, pero no ejercerá la amenaza, la extorsión y violencia crónicas que es la característica del síndrome del emperador".
 Gisbert, al respecto, no tiene dudas: "Para mí el problema está en la detección precoz, que puede realizarse con la colaboración de padres y educadores".


Junto a los factores psicológicos los expertos apuntan a los cambios de conducta en la sociedad. "Antes el mensaje social era de contención y de guardar respeto por las creencias y por los padres y maestros; hemos cometido el error de creer que la conciencia y el sentimiento de culpa era algo obsoleto, pero es en verdad la culpa la que nos hace humanos".
José Miguel Bello, que ha puesto en marcha en Valencia una Escuela de Padres, señala, que "hoy los padres dedican poco tiempo a los hijos por razones de trabajo y, al tener sentimiento de culpa por no estar con ellos, les consienten demasiado; la generosidad excesiva se ha convertido en un arma de doble filo".
"A esto se suma que se han perdido pautas disciplinarias en las familias y profesores".

Reconocen que las terapias, excepto en casos graves - especialmente en chavales con enfermedades psicológicas- tienen éxito.
Yque la gente "debe saberlo para no perder nunca la esperanza", apunta Bello.
 "Hay que educar a los padres en la importancia del no", añade Gisbert.
 Es la clave.

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