sábado, 20 de noviembre de 2010

POTENCIAR LA SEXUALIDAD

El Sexo no es algo que sólo ocurre, podemos facilitar que ocurra y sea maravilloso.
 Puede durar y mejorarse con el tiempo.
La Apatía sexual, requiere que se aborde la relación de la pareja en todas sus dimensiones. De ahí la dificultad de tratar esta disfunción genéricamente.
Implica la revisión de factores psicológicos individuales de cada uno de los miembros, así como de la interacción de la dinámica de la pareja y de su relación con el mundo circundante.


Podemos cultivar la sexualidad teniendo una buena actitud ante el sexo. Pensando sexualmente en nuestra vida cotidiana, y llevando la excitación a nuestra pareja. Energetizándonos, correr, saltar, reírse, respirar, hacer cosas que gusten y muevan la sangre por las venas. Quererse y valorarse. Conectarse con los deseos y sensaciones de todo tipo. Buscar tiempo, espacio y ocuparse de revivir la sexualidad.
Es conveniente incorporar pensamientos del tipo: "el placer es bueno", "merezco el placer", "el sexo apoya mi crecimiento personal" y procurar activamente el mejoramiento de la relación con nuestra pareja.
Algo muy importante es la creación de un "clima erótico" que facilite el despertar del deseo, para ello puede ser útil el empleo de recursos eróticos que resulten atractivos para ambos.

Algunos alimentos tienen cierta acción afrodisíaca.
También algunos medicamentos con prescripción pueden producir un aumento de la libido.

En su caso, Robert, al parecer hay factores que pueden estar influyendo en la disminución que presenta del deseo sexual, como las preocupaciones laborales o la gripe, pero es muy importante que se ocupe más de su cuerpo, de relajarse, dejar espacios para los pensamientos sexuales y comenzar a conectarse de nuevo con sus sensaciones y sus sanos impulsos.

Le recomendamos leer junto a su esposa esta publicación y solicitar, conjuntamente, ayuda profesional.

APATIA SEXUAL

Consulta de un paciente a su terapeuta
Apreciado doctor:
"Mi nombre es Robert, tengo 37 años y tiendo a ser solitario, preocupado por superarme en la vida. Trabajo de 7 a.m. a 8 de la noche, llego a mi apartamento y no me provoca estar con mi pareja.
 Ya tenemos 5 años juntos, me inquieta el hecho de que he perdido el deseo sexual, al principio disfruté mucho de mi vida sexual.
 No tengo el menor interés por tener sexo, mi mujer se queja, me inquieta, pero no sé que hacer.
Mi libido ha pasado a ser algo inexistente, a pesar de que me siento atraído por las mujeres en general, me siento apático respecto al sexo, quisiera saber si puede ser tanto trabajo que me tiene de esa forma. Aparte de eso tengo una gripe que no se me quita. ¿Tendrá que ver todo esto con el desgano sexual?".

Respuesta
Estimado Robert:
Nosotros pensamos que la vida sexual en la pareja es muy importante y debe tomarse en consideración para vivir a plenitud. Con relación a lo que nos planteas, pareciera que estás pasando por un período de "Apatía sexual" que tiene que ver con la ausencia de pasión o falta de deseo sexual. Se traduce en desinterés franco e indiferencia leve, moderada o marcada, por todo lo que implica o tiene que ver con el sexo. Se habla de Apatía o Inhibición del Deseo Sexual, cuando dentro de una relación, uno de los miembros ve descender de forma parcial o total el número de veces que se siente incitado a iniciar un contacto sexual.

Ciclo de respuesta sexual
Los sexólogos suelen dividir el ciclo de las relaciones sexuales en cinco fases, que varían en intensidad y duración según los sujetos y las circunstancias. La primera es el Deseo, fase de carácter subjetivo y psicológico. El deseo sexual se refiere al grado de motivación que las personas sienten para iniciar un acercamiento sexual. Consiste en tener fantasías sobre actividad sexual y en las ganas de tener actividad sexual. Tiene que ver con los estímulos sexuales efectivos, tanto psicológicos, como la presencia o pensamiento del objeto amado, como fisiológicos, como los abrazos o los besos, o una combinación de ambos. Posterior a esta fase, se encuentran la Excitación, la Meseta, el Orgasmo y por último la Resolución.

Este ciclo saludable de respuesta sexual ha sido descrito por Master y Johnson.
 Ellos plantean que cuando hay disfunción en la fase inicial del Deseo, el umbral de respuesta sexual se eleva mostrándose una Apatía Sexual.
Esta apatía puede ser Primaria, cuando el sujeto la presenta desde el inicio de sus relaciones sexuales, o Secundaria, cuando se presenta después de un período de funcionamiento normal, largo y satisfactorio. En muchos casos es Selectiva, es decir que sólo existe con una pareja determinada -la permanente- y no con otras parejas, y en ocasiones es General, cuando aparece siempre.

La Organización Mundial de la Salud, la incluye en la décima edición de la Clasificación Internacional de las Enfermedades, dentro de las disfunciones sexuales "No orgánicas" llamándola "Ausencia o Pérdida del Deseo Sexual", y los requisitos para diagnosticarla son la disminución de la búsqueda de estímulos de contenido sexual o de pensamientos sexuales acompañados de sentimientos de deseo y de apetito sexual, o de fantasías sexuales, falta de interés en iniciar actividades sexuales, ya sea con una pareja o mediante masturbación solitaria, con una frecuencia claramente menor de lo esperado por la edad y el contexto correspondiente, o claramente inferior a etapas anteriores del paciente.
Para hacer el diagnóstico de Ausencia del Deseo Sexual, éste debe ser el problema principal que presente la persona y no -por ejemplo- una depresión dentro de la cual hay disminución de todas las áreas vitales en el paciente, como sueño, falta de apetito para comer o disminución del deseo sexual.

Es importante hacer notar que la ausencia del deseo sexual no excluye la posibilidad de placer o la excitación, pero hace menos probable que el sujeto emprenda alguna actividad sexual. En este sentido, muchos autores lo denominan Trastorno Hipoactivo del Deseo Sexual.
El diagnóstico no debe realizarse cuando el desgano sexual es debido a la toma de medicamentos o alguna etiología orgánica, como una enfermedad física.

Causas
Las Médicas, son las causas fisiológicas, como problemas endocrinos, trastornos hormonales, insuficiencia renal, entre otras. Los medicamentos como los anticonceptivos, antidepresivos, antibióticos y los antihistamínicos pueden generar como efecto secundario una disminución evidente de la libido.

Las causas Psicológicas primordiales son los altos niveles de ansiedad de origen diverso, como una estricta educación moral, experiencias previas no satisfactorias, miedo a la intimidad, temores o estrés, o la existencia de sentimientos negativos hacia uno mismo, como no sentirse atractivo o mantener una autovaloración negativa.
Estos dos grandes factores pueden producir una disminución en el grado de deseo que se experimenta. Otro factor no estrictamente psicológico, se refiere a la forma habitual que tiene una pareja de relacionarse. Si siempre se da en las mismas circunstancias y bajo las mismas pautas, no es raro que al cabo de un tiempo se pueda producir una pérdida de interés hacia el inicio de los contactos.

El desamor, la incomunicación, el tedio y la indiferencia son causas comunes de la Apatía sexual.

Por otro lado, individuos que no reconocen en la sexualidad una fuente de placer y la conceptúan sólo como medio de reproducción, no buscarán variación y alternativas para la misma, lo cual con frecuencia también contribuye con la Apatía sexual.

Algunos factores asociados son la inconformidad en el trabajo, el estrés y la mala salud, que pueden ser "asesinos" silenciosos y graduales de la libido.

SEXO PLENO

Existen varios ejercicios tántricos que nos ayudan a prolongar el acto sexual ya que no buscamos disfrutar del final del viaje, sino del trayecto.

Todo ejercicio tántrico se encamina hacia la consecución del mayor placer posible en el tiempo; esto es, conseguir una mayor duración del acto sexual y una multiplicación de placer que huye del orgasmo convencional; entendido éste, a la manera occidental tradicional “aquí te pillo aquí te mato”.
Uno de los principios del tantra es que no se trata solamente de conseguir un orgasmo originado en el clítoris o en el pene (genital), sino de alcanzar una perfecta unión o conjunción con nuestra pareja, en un acto que nos llene de plenitud.
Para el tantra, el orgasmo significa debilidad y fuga de energía; sería como el fin del acto sexual y el tantra nos enseña ejercicios para prolongarlo, hasta conseguir cotas infinitas de placer “prolongado”, obteniendo un orgasmo mucho más duradero, completo y espiritual. Algunos especialistas lo describen como una sensación similar a la de "montar la ola de la energía sexual”.
Un ejercicio favorable sería aquél en el que el hombre coloca su pene en la vagina de la mujer, pero sin moverse; simplemente la deja reposar, para sentir las vibraciones que los cuerpos experimentan en este precioso momento; en segundo lugar, el hombre retira el pene de la vagina y lo usa para masajear suavemente el clítoris y la apertura vaginal y, en tercer lugar, el hombre desliza su pene erecto de vuelta dentro de su vagina, repitiendo este ciclo varias veces.

 Lo lógico sería que la mayor parte del tiempo, ambos sintieran como si estuvieran a punto de alcanzar el orgasmo. Finalmente, cuando ambos decidan entregarse al orgasmo, el pene debería permanecer dentro de la vagina, empujando suavemente hasta llegar al clímax.
Durante todos estos pasos, la pareja debe respirar en total sincronía, uno con el otro, concentrándose de la misma manera durante el orgasmo y manteniendo siempre la mirada firme, con los ojos abiertos y puestos el uno en el otro.
Practicar este ejercicio nos reportará la sensación de obtener un orgasmo por todo el cuerpo y no sólo genital.